CIELO

martes, 12 de junio de 2012

CUENTO

HISTORIA DE DOS ENLACES

En Quimicolandia vivía un chico llamado Acido acético el cual no era muy fuerte, venía trabajando hace rato acidulando ensaladas, pero un día se cansó, así que decidió cambiar su vida y salió a divagar por las calles de la ciudad.

De inmediato un brillo metálico llamó su atención, quedó impresionado por esa chica que venía chisporroteando en el agua hidroxidandose provocativamente a cada paso. Fue amor a primera vista. Acido acético y Sodio se encontraron entre llamaradas de pasión y formaron pareja.

Fruto de esa unión nació Acetato de sodio, pero esta unión estaba destinada al fracaso; la señora Sodio cansada de que el fruto de su amor estuviera condenado a un ámbito reducido comenzó a mirar con mucho interés a un ácido mas fuerte y corrosivo. Su elección recayó en el fornido Ácido clorhídrico pero cayó en cuenta que ese ya estaba emparejado con doña Etano.

Decidida a jugarse el todo por el todo, la bella Sodio arregló un encuentro casual con su príncipe azul y a la vuelta de la esquina simuló tropezar y arrastró a su pareja a un choque con Cloruro de etilo... entonces, Etano perdió un hidrógeno y se convirtió en Etilo enamorando así a Ácido acético, desde ahí todo el mundo cambió para los cuatro. Fue algo muy loco porque hicieron un intercambio de parejas: Sodio se unió con Ácido clorhídrico y Ácido acético con Etilo   formando así Cloruro de sodio y Acetato de Etilo.

Estas nuevas parejas vivieron felices cada una cumpliendo sus funciones para las cuales se crearon en la vida cotidiana. El cloruro de sodio enriquece nuestras comidas y el acetato de etilo es uno de los componentes del vino, no hay nada mejor que una buena comida acompañada de un buen vino.

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